Acacia melanoxylon R.Br. también conocida por Acacia, Acacia de leño negro, Acacia de los filodios, Acacia de madera negra, Acacia negra
La Acacia melanoxylon R.Br. es una especie de árbol originaria de Australia que se ha introducido en muchas partes del mundo, incluyendo el sur de Europa. Se trata de una planta invasora que puede alterar los ecosistemas nativos y competir con las especies autóctonas. En este artículo vamos a conocer las características, la distribución y el impacto de esta acacia en nuestro territorio.
La Acacia melanoxylon R.Br. pertenece a la familia de las leguminosas y se caracteriza por tener un tronco recto y cilíndrico, que puede alcanzar hasta 30 metros de altura. Su corteza es grisácea y rugosa, con fisuras longitudinales. Sus hojas son perennes, compuestas y alternas, con folíolos pequeños y ovalados, de color verde oscuro. Sus flores son blancas, aromáticas y se agrupan en inflorescencias globosas. Sus frutos son legumbres leñosas, negras y alargadas, que contienen numerosas semillas.
La Acacia melanoxylon R.Br. es una especie muy adaptable, que puede crecer en suelos pobres, secos o ácidos, y que resiste el frío y las heladas. Su origen se sitúa en el sureste de Australia, donde forma parte de los bosques templados húmedos. Sin embargo, debido a su valor ornamental, maderero y forrajero, se ha extendido por muchas regiones del mundo, como África, América, Asia y Europa.
En el caso de España, la Acacia melanoxylon R.Br. se encuentra principalmente en el norte y el oeste de la península ibérica, donde se ha naturalizado en zonas de ribera, bosques mixtos, matorrales y terrenos abandonados. Su expansión supone una amenaza para la biodiversidad local, ya que forma masas densas que impiden el desarrollo de otras plantas y que modifican las propiedades del suelo. Además, sus semillas pueden dispersarse fácilmente por el viento, el agua o los animales, lo que favorece su invasión.
Para controlar la Acacia melanoxylon R.Br., se recomienda evitar su plantación y eliminar los ejemplares existentes mediante métodos mecánicos o químicos. También es importante sensibilizar a la población sobre el problema que supone esta especie y fomentar el uso de especies autóctonas en la jardinería y la reforestación. De esta forma, podremos proteger nuestro patrimonio natural y prevenir los daños ecológicos y económicos que puede causar esta acacia.