La anchusa officinalis es una planta herbácea perenne que pertenece a la familia de las boragináceas. Se caracteriza por tener tallos erectos y ramificados, hojas lanceoladas y pelosas, y flores de color azul intenso con forma de embudo. Es originaria de Europa y Asia occidental, y se cultiva como planta ornamental y medicinal.
La anchusa officinalis tiene propiedades antiinflamatorias, cicatrizantes, emolientes y expectorantes. Se utiliza para tratar afecciones de la piel, como eccemas, úlceras, quemaduras o picaduras de insectos, así como para aliviar la tos, el asma, la bronquitis o el dolor de garganta. También se le atribuyen efectos diuréticos, depurativos y laxantes.
Para aprovechar sus beneficios, se pueden preparar infusiones, decocciones, cataplasmas o ungüentos con las hojas, las flores o la raíz de la planta. Sin embargo, hay que tener precaución con su uso interno, ya que puede causar efectos secundarios como náuseas, vómitos o diarrea. Además, se debe evitar su consumo durante el embarazo y la lactancia, así como en personas con hipotiroidismo o alergia a las boragináceas.
La anchusa officinalis es una planta que requiere un suelo bien drenado, rico en materia orgánica y con un pH neutro o ligeramente alcalino. Prefiere una exposición soleada o semi sombra, y resiste bien la sequía y las heladas. Se puede propagar por semillas o por división de matas en primavera u otoño. Su floración se produce entre mayo y septiembre, y sus flores atraen a las abejas y otros insectos polinizadores.
La anchusa officinalis es una planta con una larga historia de uso medicinal y ornamental. Su nombre científico deriva del griego "anchousa", que significa "pintar", ya que sus flores se empleaban para teñir telas o alimentos de color azul. También se le conoce como buglosa, lengua de buey, consuelda menor o hierba del sapo.
