La andryala integrifolia es una planta herbácea perenne que pertenece a la familia de las asteráceas. Se distribuye por el sur y el oeste de Europa, el norte de África y las islas Canarias. Es una especie muy adaptable que puede crecer en diversos hábitats, desde zonas costeras hasta montañas, pasando por bosques, matorrales y pastizales.
La andryala integrifolia se caracteriza por tener un tallo erecto y ramificado que puede alcanzar hasta 80 cm de altura. Las hojas son alternas, enteras o dentadas, de forma lanceolada u oblanceolada, con el margen revoluto y cubiertas de pelos blanquecinos. Las flores se agrupan en capítulos terminales de color amarillo dorado, rodeados por brácteas involucrales verdes o rojizas. El fruto es un aquenio con vilano plumoso.
Esta planta tiene varios usos medicinales, ya que se le atribuyen propiedades antiinflamatorias, cicatrizantes, astringentes y vulnerarias. Se emplea para tratar heridas, úlceras, hemorroides, inflamaciones de la piel y las mucosas, diarreas y disenterías. También se usa como forraje para el ganado y como ornamental en jardines.
La andryala integrifolia es una planta fácil de cultivar, que requiere una exposición soleada o semi sombra y un suelo bien drenado, preferentemente arenoso o pedregoso. No necesita mucha agua ni abono, pero sí tolera la sequía y la salinidad. Se puede propagar por semillas o por división de matas. Es conveniente eliminar las flores marchitas para favorecer la floración y evitar la dispersión de las semillas.
La andryala integrifolia es una planta que merece ser conocida y valorada por su belleza, su resistencia y sus beneficios para la salud y el medio ambiente. Es una especie que forma parte de la biodiversidad de nuestro territorio y que contribuye a la conservación de los ecosistemas donde habita.