La araujia sericifera es una planta trepadora de la familia de las apocináceas, originaria de Sudamérica y naturalizada en Europa, donde se considera una especie invasora. Se caracteriza por sus flores blancas o rosadas, con un aroma dulce y agradable, que atraen a los insectos polinizadores. Sin embargo, estos insectos quedan atrapados en el interior de la flor, que tiene unos pelos ganchudos que impiden su escape. La planta se aprovecha de esta situación para transferir el polen de una flor a otra, asegurando así su reproducción. Los insectos pueden morir por agotamiento o ser liberados después de varios días, cuando la flor se marchita.
Nombres comunes
Planta cruel, Jazmín de Tucumán, Miraguano, Tasi, Sumaúma, Caigua.
La araujia sericifera tiene un crecimiento rápido y vigoroso, que le permite cubrir grandes superficies y competir con otras plantas por el espacio y los recursos. Sus tallos son leñosos y pueden alcanzar hasta 10 metros de longitud. Sus hojas son opuestas, ovaladas y con el margen entero. Sus frutos son unas vainas alargadas y verdes, que contienen numerosas semillas con un penacho de pelos sedosos. Estas semillas son dispersadas por el viento o por el agua, lo que facilita la expansión de la planta.
La araujia sericifera es una planta ornamental, que se cultiva por su belleza y su fragancia. Sin embargo, también es una planta tóxica, que contiene alcaloides y glucósidos cardiotónicos, que pueden causar irritación, vómitos, diarrea, arritmias cardíacas e incluso la muerte en caso de ingestión. Además, su savia lechosa puede provocar dermatitis de contacto. Por estas razones, se recomienda evitar el contacto con la planta y no plantarla cerca de zonas habitadas o frecuentadas por animales domésticos o silvestres.
La araujia sericifera es una planta que plantea un grave problema ambiental, ya que altera el equilibrio ecológico de los ecosistemas donde se introduce. Su capacidad para atrapar y matar a los insectos polinizadores reduce la biodiversidad y afecta a otras plantas que dependen de ellos para su reproducción. Además, su potencial invasor le permite desplazar a las especies autóctonas y modificar la estructura y el funcionamiento de las comunidades vegetales. Por todo ello, se considera una especie exótica invasora, que está incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras y en la lista de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo.
Para controlar la araujia sericifera se pueden emplear diferentes métodos, como la prevención, la erradicación, el control biológico o el control químico. La prevención consiste en evitar la introducción y el cultivo de la planta en zonas donde no es nativa. La erradicación implica eliminar por completo las poblaciones existentes, mediante la extracción manual o mecánica de las plantas y sus raíces. El control biológico consiste en utilizar organismos vivos que sean enemigos naturales de la planta, como insectos o hongos que se alimenten de ella o reduzcan su capacidad reproductiva. El control químico implica aplicar herbicidas específicos que sean selectivos y respetuosos con el medio ambiente.
La araujia sericifera es una planta que presenta aspectos positivos y negativos, pero que en general supone una amenaza para la conservación de la naturaleza. Por ello, es importante conocerla, identificarla y combatirla, para evitar que siga causando daños irreversibles en los ecosistemas donde se establece.
