La Crepis biennis L., comúnmente conocida como diente de león, achicoria amarga o barbaja, es una planta herbácea bienal que forma parte de la familia Asteraceae. Esta especie, nativa de Europa y extendida por Norteamérica, se ha adaptado a una variedad de hábitats, desde prados hasta zonas urbanas, demostrando su notable versatilidad y resistencia.
La planta puede alcanzar una altura de entre 20 a 120 cm, característica que le permite sobresalir entre la vegetación baja y captar la atención de polinizadores y admiradores por igual. Su sistema radicular es pivotante, lo que le confiere una sólida base y capacidad para absorber nutrientes de capas más profundas del suelo.
Las hojas de la Crepis biennis forman una roseta basal, con hojas estrechamente obovadas, dentadas o enteras, y un pecíolo que sostiene un lóbulo terminal ovado. Esta disposición de las hojas no solo es estéticamente agradable sino que también cumple una función práctica, capturando la humedad y el rocío matutino que son vitales para su supervivencia.
Los tallos florales de la planta son erectos, surcados y a veces teñidos de rojo en la base, lo que añade un toque de color al paisaje verde. Estos tallos robustos o delgados sostienen la inflorescencia en forma de corimbo, compuesta por 12 a 14 capítulos que albergan flores de un amarillo vibrante. Las flores, exclusivamente liguladas, son un espectáculo para la vista y atraen a una variedad de insectos polinizadores.
El involucro de la floración puede ser cilíndrico o acampanado, con brácteas involucrales que varían en color desde casi negras hasta verdes, con un tomento característico. Los aquenios, el fruto de la Crepis biennis, son fusiformes y varían en tonalidades de amarillo a marrón rojizo, con costillas que recorren su longitud. El vilano blanco, persistente y flexible, corona el fruto y juega un papel crucial en la dispersión de las semillas por el viento.
La Crepis biennis no solo es relevante por su belleza y su rol en el ecosistema como planta polinizadora, sino también por su potencial uso en la fitoterapia. Aunque no es tan conocida como otras plantas medicinales, algunas tradiciones la utilizan por sus propiedades diuréticas y depurativas.
En resumen, la Crepis biennis L. es una planta con una rica historia evolutiva y un futuro prometedor tanto en la naturaleza como en la horticultura y la medicina natural. Su capacidad para prosperar en diversos entornos y su contribución a la biodiversidad la convierten en una especie digna de estudio y preservación. Con su elegante estatura, flores radiantes y frutos diseñados para la supervivencia, la barbaja es un testimonio de la belleza y la complejidad del mundo vegetal.