Crecimiento natural de los Pinos
Regularmente, los pinos se desarrollan hacia arriba, persiguiendo la luz solar a lo largo de las primeras etapas de crecimiento. Ya próximos a la edad adulta reparten más fuerza horizontal para incrementar el tamaño de sus ramas. En las ramas se experimenta una diferencia marcada de fuerza, entre las que se encuentran a lo interno del follaje de la planta y el exterior de la misma. Por supuesto, que la parte externa percibe más luz y aire que las internas, las cuales se debilitan por la sombra que le dan las ramas superiores.
El estándar de crecimiento natural de los pinos se ve favorecido, al incrementarse la diferencia de vigor en una misma rama, que beneficia el desarrollo en la cima del árbol y las puntas de las ramas, sobre las otras partes del árbol. Su capacidad para realizar la fotosíntesis y producir energía, será mayor al incrementarse la fortaleza de una rama, en deterioro de otras áreas frágiles, de menor importancia para el árbol y que terminarán resecándose.
Este procedimiento natural tendiente a aglutinar mayor energía en las áreas más fortalecidas del bonsái, se debe distribuir en toda la planta para lograr el equilibrio en todas las áreas del pino, en fortaleza y desarrollo.
Condiciones para el Bonsái de pino
Clima e iluminación
Requiere de un clima soleado, pues la sombra o semi sombra hará que sus hojas o agujas (acículas) se prolonguen desproporcionadamente. La irradiación solar conservará reducido la longitud de las referidas hojas. Precisan sentir el alternar de las estaciones y percibir el frío invernal, para que despierte sus yemas en primavera con toda su energía. En invierno pueden resistir temperaturas por debajo de los 0ºC según la especie, si bien es preferible resguardarlos de las corrientes heladas.
Riego
Los pinos no se cultivan bien bajo exceso de humedad. Es recomendable permitir secar el sustrato entre los riegos. A lo largo de las fases de crecimiento del árbol, un exceso de riego estimulará el alargado excesivo de las agujas. Muchas de estas especies son esencialmente vulnerables al exceso de humedad en las raíces, por ello se debe asegurar que el sustrato utilizado sea adecuadamente drenante para impedir la pudrición.
Si bien los pinos mugo y sylvestris pueden soportar abundante agua, está contraindicado dejarlos muy húmedos por mucho tiempo. En inviernos donde llueve días seguidos, se recomienda inclinar la maceta de lado con un taco de madera debajo del otro lado, para que el exceso de agua pueda drenar. La otra opción es colocarlos bajo refugio o taparlos con una lámina de plástico mientras pasa el temporal. Asimismo, se debería sacar las bolas de abono de la superficie del sustrato cuando llueve seguido, para impedir probables quemaduras en sus raíces.
Abonado
Al abonado de los pinos se le debe hacer un monitoreo cuidadoso para determinar cómo reaccionan al fertilizante que se le aplica. Inicialmente, se aplicará un abono foliar muy suave cuando comience la primavera. Se puede utilizar un fertilizante soluble en agua si se incrementa la temperatura. El abono sólido solamente es de utilidad si la temperatura del suelo es mayor a los 17 ºC. El abono líquido se puede aplicar a los árboles, inclusive sí las temperaturas son muy frías, aunque por poco tiempo.
Los fertilizantes líquidos incrementan el tamaño de las hojas o acículas del pino. Una alternativa de abono orgánico de liberación lenta es el humus de lombriz, pero no se puede usar excesivamente porque puede terminar apelmazando el sustrato y disminuyendo su capacidad de drenaje. El abonado del bonsái se debe comenzar con la aplicación de un fertilizante orgánico de liberación lenta NPK reducido en nitrógeno para que no acelere el estiramiento de los brotes. Se recomienda los pellets de Biogold en ésta etapa.
Al momento de abultarse los nuevos brotes, se suspenderá el abono hasta que las nuevas hojas hayan crecido y su color sea verde intenso. Con eso se logrará un largo de aguja pequeño. Esta suspensión no se aplicará sí está sometiendo al árbol a una etapa de crecimiento general.
En la fase más calurosa del verano se retira el abono para aplicarlo finalizando esa época, al momento donde los pinos inician su segunda etapa de crecimiento. Sus raíces, principalmente, se desarrollarán significativamente por este período.
Para la estación de otoño se reanudará el fertilizado, a los fines de incrementar los reservorios de energía y nutrientes de la planta, ya que, de acuerdo a la fortaleza del bonsái finalizando el otoño, de esa manera se tendrá una robusta brotación en la primavera subsiguiente. Debe abonarse reiteradas veces con fertilizante (PK) sin nitrógeno.
Sustratos ideales para el bonsái
La primera condición que debe tener el sustrato para los pinos es que debe ser buen drenante. Como se ha señalado, la abundante humedad es enemiga de las raíces del pino. El sustrato debe estar compuesto por arena, corteza de pino (estimula el desarrollo de micorrizas; hongos que absorben nutrientes y agua) y akadama, principalmente en climas templados donde la humedad del aire sea evidente.
Igualmente, es significativo agregar mantillo de pino para inducir el crecimiento de los hongos micorrícicos referidos, que los pinos precisan para sobrevivir.
No se requiere trasplantar los pinos con mucha frecuencia. En unidades jóvenes en desarrollo se puede aplicar un trasplante cada dos años, en tanto que en bonsáis adultos pueden transcurrir hasta cuatro años, si el sustrato es de buena calidad.
Una forma fácil de saber cuándo trasplantar es el nivel de degradación del sustrato.
Poda y pinzado
Las podas más importantes se aplican en las fases de reposo del bonsái, en invierno básicamente, para impedir el gasto de savia y el desgaste innecesario del árbol.
Se recomienda reservar un pequeño muñón en el área de corte para que éste se seque con naturalidad por los meses sucesivos. El árbol guiará la savia a las áreas vivas del bonsái y habrá oportunidad de hacer un jin o madera muerta dentro del diseño del bonsái. Se aconseja sellar las heridas con un producto protector.
Existen dos clases de pinzado a lo largo del desarrollo del pino bonsái:
1.- El pinzado de los pinos de vela cuándo crecen en primavera y el pinzado de la segunda brotación, aparte del descarte de las agujas envejecidas en las estaciones de verano u otoño. Por el dinámico crecimiento apical de la especie, se descartarán las agujas de los tallos superiores, dejando dos pares de hojas, y en los inferiores cuatro pares de hojas, para distribuir la fuerza de la planta, después del pinzado.
2.- La disminución progresiva del largo de las acículas se verá beneficiada con la técnica del metsumi y un cultivo apropiado (fertilizantes sólidos de liberación lenta, sustratos aireados, riegos espaciados, etc.).
De esta manera el pinzado de los brotes del pino presenta varios objetivos:
• Reducir el largo de las ramas para adecuarlas al diseño previsto.
• Lograr que surjan nuevos brotes traseros.
• La reducción gradual de las dimensiones de las acículas u hojas.
Alambrado
El invierno es la estación más recomendable para aplicar el alambrado, en vista de que no se registran crecimientos ni riesgo de que las ramas engrosen y terminen marcadas por el alambre. Además, al realizarlo en invierno impediremos desgarrar los débiles brotes desarrollados durante el otoño. Si se alambra en verano, debemos prestar mucha atención al desarrollo de las ramas y su probable engorde en otoño, que ocasionará huellas por alambre, muy complicadas para corregirlo después.
Se deben supervisar los alambres con periodicidad, principalmente en árboles jóvenes que se desarrollan con rapidez. Para pinos de dos acículas se puede alambrar las puntas de las ramas en horizontal, por cuanto el árbol es adecuadamente fuerte como para obligar el desarrollo de los brotes nuevos en situación vertical.
Enfermedades y plagas
La embestida de plagas y enfermedades es bien soportada por las coníferas, sin embargo, es probable hallar esporádicamente algunas plagas de orugas, arañas, cochinillas o arañas, y otros insectos. Pararlas a tiempo y aplicar la solución apropiada terminará el problema. Dependiendo del tipo de plaga o enfermedad presentado, así como la clase de planta; se recomienda la aplicación de un insecticida organofosfatado, o bien un tratamiento fungicida conveniente en la primavera y el verano, que posibilitará evitar y curar esta clase de ataques en coníferas.
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