La Lithodora fruticosa (L.) Griseb., conocida comúnmente como hierba de las siete sangrías o sanguinaria, es un subarbusto perenne de la familia Boraginaceae. Esta planta es característica del Mediterráneo occidental, donde crece en hábitats secos y soleados. Su valor radica tanto en su atractivo ornamental como en sus propiedades medicinales, que han sido aprovechadas tradicionalmente en diversas culturas.
Descripción botánica
La Lithodora fruticosa es un subarbusto de porte bajo, alcanzando alturas de entre 20 y 100 cm. Presenta tallos erguidos y muy ramificados con una textura áspera al tacto. Las partes jóvenes de la planta tienen un color grisáceo blanquecino debido a una densa cobertura de pelos cortos, mientras que los tallos más viejos desarrollan una corteza resquebrajada que deja ver capas internas pardas.
Sus hojas son pequeñas, lineares o estrechamente elípticas, con bordes curvados hacia abajo (revolutas). Están dispuestas de manera alterna a lo largo de los tallos y poseen una superficie pilosa que les confiere un tacto áspero. El haz es setoso-híspido, mientras que el envés es blanco-tomentoso con un nervio central marcado.
Las flores son uno de los rasgos más distintivos de esta planta. De un intenso color azul-violeta, a veces rojizo, se agrupan en inflorescencias densas. Cada flor tiene una corola tubular que se ensancha en cinco lóbulos ligeramente pelosos en su cara externa. El cáliz es piloso y más corto que el tubo de la corola. Estas flores aparecen principalmente entre febrero y julio, aunque pueden extenderse hasta agosto dependiendo del clima.
El fruto es seco y se divide en núculas pequeñas (3.5-4.5 mm), ovoides y ligeramente curvadas, con una coloración blanco-grisácea o gris oscura.
Distribución y hábitat
La Lithodora fruticosa tiene una distribución mediterránea occidental. Es nativa del sureste de Francia, España y el noroeste de África (Argelia y Marruecos). En la Península Ibérica, se encuentra principalmente en la mitad oriental, siendo rara o ausente en el oeste.
Esta planta prospera en suelos calcáreos o margosos poco evolucionados, típicos de matorrales xerofíticos mediterráneos. Se adapta bien a terrenos rocosos, laderas soleadas y claros de pinares o encinares, alcanzando altitudes desde el nivel del mar hasta los 2,000 metros. También tolera suelos yesosos y zonas áridas.
Usos tradicionales y medicinales
La Lithodora fruticosa ha sido utilizada históricamente por sus propiedades medicinales. Su nombre popular "hierba de las siete sangrías" proviene de su uso tradicional para "rebajar la sangre", remedio empleado antiguamente cuando las sangrías corporales eran prácticas comunes.
Entre sus propiedades destacan:
- Hipotensora: Ayuda a reducir la presión arterial.
- Hipocolesteremiante: Contribuye a disminuir los niveles de colesterol.
- Febrífuga: Alivia estados febriles.
- Antiséptica: Útil para desinfectar heridas.
- Vulneraria: Favorece la cicatrización de llagas y heridas superficiales.
- Anticatarral: Indicada para tratar gripes y resfriados.
Las hojas y flores se recolectan para preparar infusiones medicinales que concentran estas propiedades.
Valor ornamental
Además de sus usos medicinales, esta planta es apreciada por su belleza natural. Sus flores azul-violeta aportan un toque vibrante a jardines secos o xerojardines, donde su resistencia a la sequía la convierte en una opción ideal para climas mediterráneos. Su capacidad para prosperar en suelos pobres y condiciones adversas también la hace adecuada para proyectos paisajísticos sostenibles.
Cultivo y cuidados
La Lithodora fruticosa es fácil de cultivar siempre que se respeten sus preferencias edáficas y climáticas. Requiere exposición plena al sol y suelos bien drenados con pH alcalino o neutro. Aunque tolera periodos prolongados sin agua, agradece riegos ocasionales durante los meses más secos para mantener su vigor.
No necesita podas regulares; sin embargo, eliminar ramas secas o dañadas puede mejorar su aspecto general. Es resistente a plagas comunes, lo que reduce la necesidad de tratamientos fitosanitarios.
Importancia ecológica
En su hábitat natural, esta planta desempeña un papel importante como refugio para insectos polinizadores gracias a sus flores ricas en néctar. También contribuye al equilibrio ecológico al colonizar terrenos degradados o erosionados.
La Lithodora fruticosa combina atributos ornamentales con propiedades medicinales valiosas, lo que la convierte en una especie destacada tanto desde el punto de vista estético como funcional. Su adaptabilidad a condiciones adversas refuerza su utilidad en jardinería sostenible y conservación ambiental.