Conseguir que la planta conserve sus características de forma y tamaño, en cuanto a sus correspondientes elementos y, por supuesto, que se mantenga sana, es una consecuencia directa de la aplicación de las técnicas del bonsái. Al mencionar estas técnicas nos referimos a las decretadas por la escuela tradicional japonesa.
Estas técnicas están orientadas a proporcionar la figura que se quiere a la planta, en contraste con la naturaleza donde no interviene la mano del hombre, sino que tiene un desarrollo estrictamente natural.
Dentro de las principales técnicas de bonsái se mencionan:
Pinzado
Esta técnica es considerada un trabajo esencial para el sostenimiento de nuestro bonsái, por cuanto dentro de las técnicas es la que tenemos que aplicar con más frecuencia; incluso, en ciertas oportunidades y estaciones del año se debe realizar una vez cada semana.
Se trata de recortar los brotes nuevos, a objeto de llevar la planta al diseño que hemos seleccionado para nuestro bonsái. Algunos experimentados en este arte, consideran que se debe aguardar que surjan entre siete y ocho pares de hojas para llevarlo a cabo, sin embargo, el pinzado como técnica principal de bonsái, puede aplicarse de forma frecuente, al momento de producirse una desviación en el diseño. El pinzado habitual achica la hoja y las dimensiones de la ramificación.
Podado
De las técnicas de bonsái esta es una de las más rigurosas y básicas para el perfecto diseño de esta planta miniatura. Se aplica habitualmente en etapas de latencia, específicamente a lo largo del invierno o a comienzos de la primavera.
Consiste en retirar desde la base del tronco, las ramas y raíces que no se corresponden con el diseño, aparte de dar vitalidad a las ramas que deseamos que crezcan, retirando la potencia del lado más fortalecido de la planta, para que evolucione la más debilitada.
Defoliado
Es una técnica muy precisa ya que, al quitar totalmente las hojas de un lado, se persigue debilitar una zona específica de la planta, o estimular el surgimiento de nuevas ramas, partiendo de las yemas que están en la axila de los peciolos de las hojas. En este sentido, es de mucha importancia no aplicar el defoliado con frecuencia, por cuanto constituye una gran tensión para la planta, que debe producir nuevas estructuras para conservar la vigorosidad.
Existen maneras de impedir el defoliado riguroso, como el defoliado parcial que consiste en conservar algunas hojas en la zona debilitada y quitar todas de la porción fortalecida; o el llamado defoliado de media hoja, donde se seccionan las hojas a la mitad para facilitar que continúe realizando la fotosíntesis, con menos área para el captado.
Alambrado de ramas
En la mayor parte de los casos esta técnica se aplica con aluminio anodizado, el cual tiene un color negro-grisáceo que es similar a la tonalidad del tronco y de las ramas, por lo que no es tan evidente. Se utiliza para subir o bajar una rama gruesa. El grosor del alambre que se requiere es el que presente igual resistencia que la rama que se desea alambrar.
Si se trata de coníferas, el alambrado debe realizarse con cobre quemado, el cual, al tener un colorido rojizo, hace menos contraste con el tronco y las ramas. Se debe tomar en cuenta que el diámetro del alambre de cobre requerido debe ser un tercio del grosor de la rama que se necesita alambrar. En vista de que el cobre es tóxico para las plantas, no debe tocar el sustrato donde se mantenga el bonsái.
